Cientos de manifestantes
pertenecientes a organizaciones populares de Argentina se concentraron
este viernes frente a la sede de la Embajada bolivariana en Argentina
para entregar un manifiesto solidario con el gobierno y el pueblo de Venezuela agredido por el fascismo. El texto estaba acompañado de miles de firmas individuales y de organizaciones sociales, estudiantiles, sindicales y políticas.
Durante
varias horas los militantes hicieron sonar sus bombos y cantaron
consignas contra el fascismo, el imperialismo yanqui y a favor del
presidente Nicolás Maduro y la Revolución Socialista venezolana.
En
un momento de la concentración, el periodista Carlos Aznárez (en nombre
de todas las organizaciones firmantes) leyó el manifiesto titulado "Frente a la escalada fascista contra Venezuela Bolivariana: Pueblo movilizado y urgente solidaridad internacionalista" . TEXTO COMPLETO Y LISTADO DE FIRMAS DE ARGENTINA Y EL MUNDO http://www. resumenlatinoamericano.org/?p= 2262
Una
vez concluida la lectura, el documento fue entregado al Ministro
Consejero de la Embajada, Juan José Valero, quien hizo uso de la palabra
manifestando el agradecimiento del pueblo y gobierno venezolano con
las muestras de apoyo y compromiso militante del pueblo argentino.
Destacó que la Revolución está firme en su batalla contra el fascismo y
que el proceso iniciado por el Comandante Supremo Hugo Chávez no tiene
retorno. "Estamos rodilla en tierra para defender todas nuestras
conquistas", aseveró.
Escuálidos protegidos por la policía y los medios
Mientras
los manifestantes que apoyaban al chavismo decidieron permanecer en el
lugar custodiando la embajada y manifestando, con cánticos y música su
solidaridad militante, a cien metros de allí se concentró un
reducidísimo número de escuálidos fascistas gritando consignas contra la
Revolución y el presidente Maduro. Junto a estos había varios
militantes del PRO y un importante número de "periodistas", todos ellos a
sueldo de las corporaciones mediáticas que se caracterizan por mentir
habitualmente sobre la realidad venezolana. Arropados por estos medios,
los escuálidos se "encadenaron" (con una cadena finísima con la que
generalmente se ata a los perros) y fingían ser "represaliados" o
"sufrientes" de la "dictadura chavista". La escena no podía ser más
patética: jóvenes atildados, blanquitos, muy bien vestidos queriendo
pasar por "perseguidos", mientras los flashes de los fotógrafos y las
cámaras televisivas los filmaban en su "sufrimiento".
Pero
lo peor no fue eso, sino que delante de ellos, protegiéndolos
descaradamente, se montó un impresionante y muy numeroso operativo
policial (guardia de infantería en pie de guerra, otros uniformados con
perros, camiones hidrantes, policías filmando a los manifestantes que
apoyaban al chavismo y otras vituallas represivas). La pregunta del
millón es: ¿contra quien pensaban guerrear estos federales, que para
colmo habían sido convocados por la Embajada para evitar que los
escuálidos generaran incidentes como ya habían amenazado?
La
respuesta se vio en el propio terreno. La policía había establecido de
antemano que su "enemigo" no eran precisamente los que vivaban a los que
en Venezuela habían asesinado al militante chavista Juancho Montoya,
sino precisamente las organizaciones populares que pacíficamente
mostraban su apoyo a la Revolución Bolivariana.
Esto
se vio muy claramente cuando la histeria escuálida abucheó el himno
nacional argentino y prorrumpieron en gritos similares a los escuchados
en Caracas por los fascistas ligados a Leopoldo López: "Ya va caer, este
gobierno va a caer". Desde el otro lado de la valla, cientos de
manifestantes les contestaron con el conocido " Che gorila, che gorila,
no lo repito más, si lo tocan a Maduro, qué kilombo se va a armar" y el
"Alerta que camina la espada de Bolívar por América Latina".
Lo
cierto es que el duelo verbal duró un par de horas y que durante el
mismo la militancia chavista soportó una permanente provocación
policial, consistente en plantar a la guardia de infanteria, escudo en
mano y gestos de "querer entrar en acción", y a la división de la fuerza
a cargo de los perros, jugando un papel similar.
Finalmente
los escuálidos desertaron y los militantes populares que apoyan a la
Revolución Bolivariana permanecieron frente a la Embajada un tiempo más,
redoblando sus consignas de "Patria sí, Colonia no", suscribiendo en la
calle lo que antes habian firmado en el manifiesto: "Al fascismo se lo
derrota con el pueblo movilizado".
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